Ya conocimos en su día, a los tejidos acrílicos. De ellos hoy nos interesa recordar su
acabado, mediante una capa de “apresto” o barniz, que los hacía resistentes al agua,
así como repelentes a la adhesión de polvo y suciedad.
Pues bien, los tejidos resinados nacieron fundamentalmente
para su uso en cubrimiento de embarcaciones, y también para la confección de
mochilas e indumentaria deportiva.
En estos dos apartados finales, cayó rápidamente en desuso,
debido a que, en el empleo de estas aplicaciones, el tejido sufre acciones de
arrugado y doblado, con lo que, la capa de resina se desprende con relativa
facilidad.
De hecho, el tejido resinado no es más que un tejido
acrílico, teñido normalmente a la masa, al que se le da como protección adicional
y por una sola de sus caras, una capa de resina sintética a modo de
complemento. A priori se nos puede presentar como una mejor característica que
un “apresto” o barniz. Pero... analicemos
Evidentemente, dicha capa puede tener mayor o menor espesor,
y de ello dependen en gran manera sus características técnicas finales, que
derivan en su respuesta al agua.
Para comprobar dicha respuesta, se emplea un ensayo llamado Test de Schmerbereg o de la columna de agua.
Os explico un
poco en qué consiste.
Basado en la
teoría de los vasos comunicantes, pretende medir la impermeabilidad de un
tejido en función de la columna de agua que tenga encima.
Consiste en
colocar una muestra del tejido recubriendo herméticamente la boca de un vaso
comunicado a una pipeta graduada en milímetros, a la que se le va añadiendo
agua hasta que aparece una gota al otro lado.
De la cantidad
de líquido introducido se obtiene el valor de la impermeabilidad del tejido que
como mínimo debe mantenerse por encima de los 1000 mm. Esta cantidad puede
expresarse también en unidades de presión bar (1 bar = 10000 mm).
Este ensayo nos
da un valor, pero nosotros debemos considerar específicamente su connotación en
cuanto al empleo del tejido en un toldo. Y en esta aplicación, el agua no
alcanzará un valor elevado de altura en milímetros sobre el tejido, ni aún en
el caso de un toldo con 0º de inclinación.
Un consejo que
consideramos importante:
ATENDER A LAS
ESPECIFICACIONES TÉCNICAS DEL FABRICANTE.
En muchas de
ellas, podremos comprobar que, o bien no se citan esos datos, o son realmente
muy parecidos a los obtenidos con el tejido acrílico que entendemos como
normal.
Un detalle a
tener en cuenta:
La capa de “apresto”
se da al tejido acrílico por ambas caras, mientras que el resinado, (de no
indicarse lo contrario) suele ser monocapa, es decir, tan solo por uno de los
lados.
Este detalle,
para la elaboración de fundas de barco ya se tiene presente, pero en el caso de
tejidos para toldo, debe tenerse todavía más presente aún, si cabe, para no
errar en la colocación de las distintas tallas.
Y como colofón
del artículo de hoy, valorar y comparar el peso de ambos tejidos, para poder
tener todas las armas de juicio. Ya sabéis, el urdido y el tramado (cantidad de
hilos empleados por centímetro cuadrado, en sentido vertical y horizontal del
tejido).
Existen otros
tipos de acabado en tejidos, tales como el hidrofugado, el deperlante, el
inducido, el empleo de membranas
microporosas o poliméricas… Todas ellas, debido a su baja respuesta en toldo, y
a su elevado coste, no suelen emplearse en la opción que nos ocupa.
Como siempre,
la decisión final en la selección corre de vuestra cuenta. Pero para tomarla,
valorar bien las variables, y si no están a vuestro alcance, PEDIRLAS al
fabricante
¿Interesante?
Espero que sí….