La palabra screen,
tendría su traducción literal en nuestro idioma como pantalla.
Así pues, aquellos
tejidos que se amparan bajo este grupo, tiene su origen en la
utilización de los mismos como
cerramiento ("pantalla"), bien sea por el exterior o por el interior de la
ventana o hueco.
En sus orígenes, al
tejido que se debía utilizar para ese menester se le requería las siguientes
aptitudes:
- Aislante. A la humedad, y a la temperatura.
- Estabilidad dimensional. Tanto al alargamiento como al encogimiento, debidos sobre todo a las diferencias de temperatura
- Resistencia. Básicamente a la abrasión, al enrollado y al doblado.
- Mínimo peso y sección de hilo (gramaje).
- Variabilidad del coeficiente de transparencia. Dependiente del lugar de utilización.
- Resistencia al fuego.
Evidentemente, cumplir todas estas exigencias con un elevado
grado de idoneidad es muy complejo, pero el tejido que más se acerca es la fibra de vidrio.
De ella os hablaré hoy, y del alto grado de utilización desde
mediados del siglo pasado, llegando a definirse propiamente como “screen”.
Posteriormente, otros productos, de los que hablaremos más
adelante, han alcanzado también buenos niveles de adaptabilidad a los
requisitos iniciales, ofreciendo mejoras en algunos niveles, y desventajas en
otros.
La fibra de vidrio tiene sus orígenes en el boro silicato
exento de álcalis, un mineral. Y precisamente el ser un mineral le comporta ser
un muy buen aislante de la humedad, resistente a las altas temperaturas.
Los tejidos colocados verticalmente ( “pantalla”) muy
próximos al cristal de la ventana, bien sea por el interior o el exterior del
mismo, alcanzan temperaturas considerables, y
el boro silicato soporta sin afectación de su masa ( fundición)
temperaturas hasta los 1200ºC.
Su estabilidad dimensional está garantizada desde los -35ºC
hasta los +80ºC.
Al tratarse de un mineral, es altamente resistente a la
abrasión. Si bien, para tener también buena respuesta al enrolle y al doblado,
se debe recubrir de alguna materia que proteja su fragilidad a estas dos
acciones.
Es aquí donde interviene el cloruro de polivinilo (PVC) que
recubre todo el hilo, dando al conjunto una resistencia media al doblado, de
hasta 20 daN/5cm.
La fibra de vidrio puede tejerse con hilos obtenidos con filamentos de boro silicato de muy bajo
espesor, tan solo de apenas 2 ó 3 micras. En consecuencia el trenzado de ellos
da como resultado un hilo finísimo con el que podemos obtener tejidurías muy
livianas.
El resultado son tejidos de transmisión visible de tan solo
el 2%,, y transmisiones térmicas a partir del 9%, mientras el bloqueo a los rayos UVA puede alcanzar el
97%.
En caso de incendio, la cortina o “Screen” permanece
inalterable en su estructura, al no mantener la llama, ni desprender materias
por fusión. A excepción del recubrimiento de PVC.
Como colofón, comentar que para un buen proceso de
recubrimiento con el PVC es mejor utilizar el proceso de inducción que el de
introducción.
Este último consiste en introducir el hilo de filamentos del
boro silicato por el interior de un tubo de PVC. Mientras que el proceso de
inducción se realiza haciendo pasar el
citado hilo por PVC líquido y sometiéndolo después a un calibrado mediante la
ayuda de aire a presión.
La inducción evita la posible generación de “gotas” de aire
entre el hilo y el recubrimiento que redundarían en un deterioro de sus
propiedades mecánicas.
Dos puntualizaciones antes de terminar:
- La calidad del PVC empleado es básica para obtener un resultado correcto (el PVC mediocre puede cuartearse a temperaturas bajas y debilitar la resistencia al enrollado)
- Si se emplean sistemas de confección inadecuados, el hilo de fibra de vidrio puede “desfibrarse” por el lugar del corte. No confundir con un “deshilachado” del tejido
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