miércoles, 20 de marzo de 2013

Screen y fibra de vidrio.


La palabra screen,  tendría su traducción literal en nuestro idioma como pantalla.
Así pues, aquellos   tejidos que se amparan bajo este grupo, tiene su origen en la utilización de  los mismos como cerramiento ("pantalla"), bien sea por el exterior o por el interior de la ventana o hueco.

En sus orígenes,  al tejido que se debía utilizar para ese menester se le requería las siguientes aptitudes:
  • Aislante. A la humedad,  y a la temperatura.
  • Estabilidad dimensional. Tanto al alargamiento como al encogimiento, debidos sobre todo  a las diferencias de temperatura
  • Resistencia. Básicamente a la abrasión, al enrollado y al doblado.
  • Mínimo peso y sección de hilo (gramaje).
  • Variabilidad del coeficiente de transparencia. Dependiente del lugar de utilización.
  • Resistencia al fuego.

Evidentemente, cumplir todas estas exigencias con un elevado grado de idoneidad es muy complejo, pero el tejido que más se acerca es la fibra de vidrio.

De ella os hablaré hoy, y del alto grado de utilización desde mediados del siglo pasado, llegando a definirse propiamente como “screen”.
Posteriormente, otros productos, de los que hablaremos más adelante, han alcanzado también buenos niveles de adaptabilidad a los requisitos iniciales, ofreciendo mejoras en algunos niveles, y desventajas en otros.

La fibra de vidrio tiene sus orígenes en el boro silicato exento de álcalis, un mineral. Y precisamente el ser un mineral le comporta ser un muy buen aislante de la humedad, resistente a las altas temperaturas.

Los tejidos colocados verticalmente ( “pantalla”) muy próximos al cristal de la ventana, bien sea por el interior o el exterior del mismo, alcanzan temperaturas considerables, y  el boro silicato soporta sin afectación de su masa ( fundición) temperaturas hasta los 1200ºC.
Su estabilidad dimensional está garantizada desde los -35ºC hasta los +80ºC.

Al tratarse de un mineral, es altamente resistente a la abrasión. Si bien, para tener también buena respuesta al enrolle y al doblado, se debe recubrir de alguna materia que proteja su fragilidad a estas dos acciones.
Es aquí donde interviene el cloruro de polivinilo (PVC) que recubre todo el hilo, dando al conjunto una resistencia media al doblado, de hasta 20 daN/5cm.

La fibra de vidrio puede tejerse con hilos obtenidos  con filamentos de boro silicato de muy bajo espesor, tan solo de apenas 2 ó 3 micras. En consecuencia el trenzado de ellos da como resultado un hilo finísimo con el que podemos obtener tejidurías muy livianas.
El resultado son tejidos de transmisión visible de tan solo el 2%,, y transmisiones térmicas a partir del 9%, mientras el  bloqueo a los rayos UVA puede alcanzar el 97%.

En caso de incendio, la cortina o “Screen” permanece inalterable en su estructura, al no mantener la llama, ni desprender materias por fusión. A excepción del recubrimiento de PVC.


Como colofón, comentar que para un buen proceso de recubrimiento con el PVC es mejor utilizar el proceso de inducción que el de introducción.
Este último consiste en introducir el hilo de filamentos del boro silicato por el interior de un tubo de PVC. Mientras que el proceso de inducción se realiza  haciendo pasar el citado hilo por PVC líquido y sometiéndolo después a un calibrado mediante la ayuda de aire a presión.

La inducción evita la posible generación de “gotas” de aire entre el hilo y el recubrimiento que redundarían en un deterioro de sus propiedades mecánicas.

Dos puntualizaciones antes de terminar:
  • La calidad del PVC empleado es básica para obtener un resultado correcto (el PVC mediocre puede cuartearse a temperaturas bajas y debilitar la resistencia al enrollado)
  • Si se emplean sistemas de confección inadecuados, el hilo de fibra de vidrio puede “desfibrarse” por el lugar del corte. No confundir con un “deshilachado” del tejido


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