miércoles, 4 de septiembre de 2013

Historias de un toldo

Generaciones de donostiarras se han refrescado a su sombra en las playas, siendo durante todo este tiempo un referente para éstas y para todos los que disfrutaron de aquellos toldos.

Ahora genera controversia y sinsentido, y tras la decisión de Costas de reducir el número de parasoles, el periodico Diario Vasco rompe una lanza a favor de las voces que protegen lo que ellos entienden como algo más que un toldo.

Pedacitos de vida de un tiempo ya pasado, bajo aquella sombra...

Marta A. El número 213
«Para despedir el verano comíamos turrón»
El invento de las pulseras identificativas que desde el año pasado los niños llevan en la playa de La Zurriola tuvo un precursor hace más de 30 años, y los toldos tuvieron mucho que ver. 
Marta era una niña cuando su madre le colgó al cuello una chapita en la que podía leerse ‘213’. El número no era más que una garantía para evitar el mal trago de tener que buscar a la niña en caso de pérdida. Quien la encontrase no tenía más que seguir la pista del colgante y ayudarla a regresar a la sombra del toldo número 213. 
Situado a la altura del hotel Niza, en la playa de La Concha, el toldo perteneció a la familia de Marta durante más de 60 años. Primero a su abuela y más tarde a sus tías, hasta que por recomendación de Costas el Ayuntamiento retiró parte de los parasoles. 
«Ibas viendo cómo las familias cambiaban, se multiplicaban de verano en verano», explica. Durante un tiempo además del de sus tías, sus padres, junto a un grupo de amigos, tuvieron una carpa en la playa de Ondarreta. «Nos juntábamos cinco familias y en septiembre para despedir el verano compraban turrón y nos lo comíamos por si no se llegaba a Navidad», rememora con la media sonrisa de quien hace mucho tiempo que no evoca un recuerdo feliz. 
Con el tinto de verano que su padre llevaba a la playa en un termo aún en la memoria y ya convertida en madre, Marta continúa yendo a La Concha donde, a pesar de no tener toldo, toda la familia se sigue reuniendo en el mismo punto. Bajo el hotel Niza.

Ésta es una pequeña porción de la enorme tarta de historias generadas alrededor de un toldo.

¿Cúal es la tuya?

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