sábado, 14 de septiembre de 2013

El toldo y los coches



Los hay que cuentan que los orígenes de esta profesión, surgen de aquellos que antaño se dedicaban a confeccionar las lonas para los carros. Antiguos medios de transporte contracción animal

Y tal vez la imagen que acompaña a este texto, sea un claro referente del ayer y hoy del mundo de la protección solar



En la actualidad, cuando hablamos de "un toldo", siempre nos viene a la mente aquel elemento estructural de protección solar adherido a una pared, o agarrado al techo de un balcón o cornisa.
Como máximo, podemos llegar a imaginar una pérgola o cenador en medio de un jardín. O cualquier modelo de parasol, básicamente en las terrazas de bares y restaurantes.







Sin embargo, hay también un lugar donde se suelen instalar toldos o protectores solares. Un lugar móvil, que se traslada.
Efectivamente, me estoy refiriendo a un coche, autobús o similar
Algunos modelos están específicamente diseñados para ese menester.

Y otros son adaptados de una manera artesana, y en ocasiones, ingeniosa y original.






Para una buena adaptación y sustentación, hay que encontrar los puntos fuertes del fuselaje o estructura básica del vehículo en cuestión, y diseñar un soporte de unión entre éste y el propio soporte del toldo










Muchos autocares de eventos deportivos lucen esos toldos para dar cobijo a  fotógrafos y protagonistas, durante las ruedas de prensa, o en los preparativos que preceden a dichos eventos
Por eso, quiero terminar este blog de hoy, con un montaje del que me siento colaborador muy estrecho.

Dos cofres de Llaza, modelo MATICBOX-350, de línea minimalista, fueron integrados al autocar en el que se desplazan los ciclistas del equipo GARMIN
De ello hace ya dos años largos. Y siguen luciendo y dejandose fotografiar o filmar desde tierra o desde el aire

viernes, 6 de septiembre de 2013

Toldos circulares

Hoy  me gustaría llevaros, mediante un enlace, a ver un vídeo interesante sobre ese tipo de toldos, mitad toldo, mitad parasol, que se usan básicamente en lugares con una arquitectura especial
Toldos semi-circulares que pueden cubrir determinadas necesidades
Una opción más que poder ofrecer y que todo profesional debe conocer
La locución del vídeo es en inglés, pero las imágenes hablan por sí solas

Me gustaría invitaros a vencer vuestro "miedo escénico" y a comentar este enlace, dejando vuestra siempre interesante opinión



miércoles, 4 de septiembre de 2013

Historias de un toldo

Generaciones de donostiarras se han refrescado a su sombra en las playas, siendo durante todo este tiempo un referente para éstas y para todos los que disfrutaron de aquellos toldos.

Ahora genera controversia y sinsentido, y tras la decisión de Costas de reducir el número de parasoles, el periodico Diario Vasco rompe una lanza a favor de las voces que protegen lo que ellos entienden como algo más que un toldo.

Pedacitos de vida de un tiempo ya pasado, bajo aquella sombra...

Marta A. El número 213
«Para despedir el verano comíamos turrón»
El invento de las pulseras identificativas que desde el año pasado los niños llevan en la playa de La Zurriola tuvo un precursor hace más de 30 años, y los toldos tuvieron mucho que ver. 
Marta era una niña cuando su madre le colgó al cuello una chapita en la que podía leerse ‘213’. El número no era más que una garantía para evitar el mal trago de tener que buscar a la niña en caso de pérdida. Quien la encontrase no tenía más que seguir la pista del colgante y ayudarla a regresar a la sombra del toldo número 213. 
Situado a la altura del hotel Niza, en la playa de La Concha, el toldo perteneció a la familia de Marta durante más de 60 años. Primero a su abuela y más tarde a sus tías, hasta que por recomendación de Costas el Ayuntamiento retiró parte de los parasoles. 
«Ibas viendo cómo las familias cambiaban, se multiplicaban de verano en verano», explica. Durante un tiempo además del de sus tías, sus padres, junto a un grupo de amigos, tuvieron una carpa en la playa de Ondarreta. «Nos juntábamos cinco familias y en septiembre para despedir el verano compraban turrón y nos lo comíamos por si no se llegaba a Navidad», rememora con la media sonrisa de quien hace mucho tiempo que no evoca un recuerdo feliz. 
Con el tinto de verano que su padre llevaba a la playa en un termo aún en la memoria y ya convertida en madre, Marta continúa yendo a La Concha donde, a pesar de no tener toldo, toda la familia se sigue reuniendo en el mismo punto. Bajo el hotel Niza.

Ésta es una pequeña porción de la enorme tarta de historias generadas alrededor de un toldo.

¿Cúal es la tuya?